
Se trata de una exposición de fotografías que con ese título se presenta en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore, MUSEF, (Calle Ingavi 916), en La Paz, que está abierta al público desde el 20 hasta el 31 de mayo.
Ha sido organizada por la Wildlife Conservation Society, con el respaldo de entidades nacionales y departamentales dedicadas a la investigación científica, protección y difusión del patrimonio natural del país: el Servicio Nacional de Áreas protegidas, SERNAP; el Programa Nacional Biocultura, la Comisión Nacional Madre Tierra y Medio Ambiente, la Asamblea Legislativa Departamental de La Paz, el Instituto de Ecología de la UMSA, y la Cooperación Suiza en Bolivia.

La muestra está compuesta por 56 fotografías ampliadas en formato grande, que muestran especímenes y aspectos de la fauna y flora del Parque Nacional Madidi, ubicado en las tierras bajas del norte del Departamento de La Paz. Este parque reúne y guarda 12.000 especies de plantas superiores (el 60% de Bolivia), 2.000 especies de vertebrados (3,7% del mundo en una superficie de apenas o,oo37% del planeta), y 1.100 especies de aves (11% de las aves del mundo y 34% de Sudamérica), entre otras características.
La mayor parte de las tomas han sido realizadas en dicho Parque por lo que lleva el título de Retratos del Madidi. Sin embargo, el autor de las imágenes también ha viajado y realizado trabajos en otras partes del país, como el altiplano, las punas y la alta montaña, donde fueron hechas algunas imágenes de la exposición. Las fotografías presentadas no son más que una mínima muestra, una selección muy rigurosa y escogida, del gran cúmulo de imágenes obtenidas por el autor, la mayoría de las cuales tienen información visual de valor científico, pero que no necesariamente son atractivas para el público general, lego en la materia. Es de destacar la óptima calidad de las ampliaciones, realizadas en La Paz por “Icónica”.
Al ver fotografías tan maravillosas, pareciera que la tarea es fácil, y que los animales están siempre ahí esperando que aparezca un fotógrafo para hacerles un retrato. Pero, pocas cosas tan alejadas de la realidad como esa suposición o aparente facilidad.

En Bolivia no son muchos, pero hay algunos naturalistas que también son muy buenos fotógrafos, como: Hermes Justiniano, Roberto Vázquez Ch., Daniel Alarcón, Carmen Mateu,Steffen Reichle, Jorge Orías Herrera, Omar Rocha, entre otros, o fotógrafos como Willy Kenning que registran la naturaleza. A ellos se sumó desde hace tiempo Mileniusz Spanowicz, el autor de todas las fotografías de esta exposición, uno de los más renombrados y acreditados internacionalmente por la calidad de sus imágenes.
Mileniusz Spanowicz es nacido en Varsovia, Polonia, en 1968. Dejó su país en 1986, entonces todavía bajo el régimen comunista. y se trasladó primero a Europa occidental y después a Estados Unidos de Norte América. Es Magister en Biología, con especialidad en herpetología (estudio de las serpientes).
Dada su especialidad, inevitablemente fue atraído por Bolivia, que es uno de los países con más rica biodiversidad en el mundo. Llegó por primera vez en el año 2003 y trabajó hasta el 2006, y posteriormente retornó el 2010 y desde entonces trabaja aquí, tan enamorado del país y de su biodiversidad, que se nacionalizó boliviano. Como la mayor parte de los naturalistas, ha adquirido y desarrollado conocimientos y prácticas en el estudio y registro fotográfico de especies animales y vegetales en su ambiente natural, en general, y las de las selvas bolivianas en particular.
La presente muestra es una rigurosa selección de 56 imágenes de las miles que este profesional ha reunido ya en sus 10 años de estadías y trabajo en Bolivia. Con ello Spanowicz cumple una tarea fundamental para el país y para su biodiversidad: la estudia y la registra.
Esa tarea está esencialmente metida en el alma y la cultura de la especie humana, aunque la civilización y la vida urbana han hecho perder de vista esa relación natural entre especie humana y naturaleza. Para la emergente especie del homo sapiens, como para sus predecesores, fue imperativo conocer su medio ambiente para relacionarse con el de manera positiva y garantizar así su supervivencia en medio de las otras especies de la naturaleza.

Spanowicz y otros biólogos trabajan como los antiguos cazadores y recolectores del periodo neolítico que estudiaban y acechaban a los animales y vegetales de su entorno hasta conocerlos íntimamente.
Esos cazadores y recolectores conocían tan bien a las especies del entorno natural, que podían representarlas de memoria y con altísima precisión, en recintos cerrados o abrigos naturales. Entre los registros más antiguos de esa actividad e interrelación están las pinturas en las profundidades de las cavernas o abrigos naturales de roca viva, como las de Lascaux y Altamira, o las de los roquedales de numerosos lugares de este país.

Escamas, ©Mileniusz Spanowicz, WCS.
La actividad de estos biólogos es semejante también a la de quienes practican la cinegética, con la sola diferencia del resultado final que, para unos es cobrar o capturar una presa para alimentarse con ella o por el sólo gozo de cobrarla; mientras que para otros, como los estudios, es registrar, recopilar y sistematizar información. En vez de usar arcos, flechas, jabalinas, trampas, redes, o armas de fuego, estos científicos usan mapas, planos, brújulas, GPS, libretas de apuntes, computadoras, balanzas, reglas, metros y otras herramientas y mecanismos de registro, entre ellas y muy especialmente las cámaras fotográficas. Capturan los especímenes, los pesan, miden, fotografían, comparan, los liberan, y luego sistematizan la información. Igual que quienes practican la cinegética, tienen que estudiar a los animales en su hábitat; tienen que aprender sus usos y costumbres, escondidos para no ser vistos, atentos a su comportamiento, y, como aquellos, disfrutan también del gozo del cobro o registro de cada espécimen.

Esa tarea no es fácil. Requiere saber el donde y el cuándo, y tomarse el tiempo para buscar, esperar camuflados, sin ser notados por los habitantes de la selva, porque todas las especies de animales silvestres son muy celosas de sus espacios y de su privacidad, y evitan a otras especies potencialmente depredadoras, como la humana, la depredadora más terrible de todas. Lo dicho es particularmente difícil en las selvas tropicales y subtropicales del país y del continente, donde la mayor parte de las especies animales son huidizas y de hábitos nocturnos, en medio de la casi impenetrable maraña vegetal.
Spanowicz ya ha expuesto sus fotografías, tanto en Bolivia, su país de adopción, como en Polonia, su país natal, y en Estados Unidos de Norte América. También ha publicado sus fotografías en revistas especializadas de carácter académico. Este científico y fotógrafo, usa para realizar su trabajo un equipo sofisticado y moderno de fotografía digital. Usa diversos lentes, desde los macro, pasando por los gran-angulares hasta teleobjetivos de 500mm. Aunque prefiere la iluminación natural, dados los requerimientos de la tarea usa medios de iluminación artificial. Él prefiere registrar los especímenes en libertad, no cautivos, aunque ese cautiverio pudiese ser temporal durante el registro de cada espécimen. Por eso su trabajo es tan respetado y acreditado tanto nacional como internacionalmente.
Finalmente, que esta exposición es una glorificación de la naturaleza, una glorificación de la fauna silvestre y al mismo tiempo una glorificación de la fotografía.
